Ya hemos comentado en otras ocasiones que la rodilla es, sin duda, la articulación más castigada de nuestro cuerpo y, por tanto, la más proclive a sufrir lesiones ya que soporta todo nuestro peso en todos los movimientos que realizamos, tanto en nuestra vida diaria como a la hora de practicar algún deporte.
En este sentido está claro, y coincidimos todos, que practicar deporte es sano pero como todo estas prácticas necesitan de un periodo de adaptación, más o menos amplio dependiendo de la actividad a desarrollar, la intensidad y los objetivos marcados. Muchas veces nos empeñamos en alcanzar unos objetivos demasiado altos, o en poco tiempo o… Y con ello conseguimos forzar nuestro cuerpo sin que haya tenido tiempo de adaptarse llegando a producirse lesiones con las que no contábamos.
En el caso de las que afecta a la rodilla, en general, en los últimos años se ha detectado un incremento que algunos estudios cifran hasta en un 40%. La práctica de muchos deportes de alto impacto sin preparación adecuada o con un nivel de exigencia demasiado alto pueden estar detrás de estas cifras. Eso y el hecho de que, como decíamos, nos empeñamos por ejemplo en participar en carreras de media o larga distancia sin haber preparado concienzudamente nuestro cuerpo para ello.
La práctica de estas disciplinas de alto impacto, como el esquí, snow, crossfit, kitesurf, etc también ha sufrido un considerable aumento en aficionados lo que contribuye a aumentar las cifras anteriores relacionadas con las lesiones.
Es en este tipo de actividades, sobre todo, sin dejar de lado algunos de los «tradicionales» (fútbol, baloncesto…) en los que se producen gran parte de estas lesiones, y más concretamente las que afectan a ligamentos de la rodilla, los cruzados, anterior y posterior, los laterales… También hay otras lesiones frecuentes para las que existen productos específicos.
Entonces cuando llega la lesión, en muchos casos, se hace aconsejable el uso de rodilleras pero…
¿Sabríamos cual elegir en función de la lesión sufrida?
La elección dependerá de varios factores, como pueden ser:
- Tipo de actividad; no es lo mismo querer hacer vida diaria que pretender practicar algún deporte, y dentro de esto, dependerá de cual sea.
- Nivel de contención o sujección que necesitaremos, y que irá marcado igualmente por el tipo de actividad.
- Nivel de protección; No será necesaria la misma protección para una lesión o inestabilidad leve que para una, por ejemplo, rotura de ligamento con gran inestabilidad.
- La construcción y rigidez de la rodillera, si la preferimos o nos aconsejan de armazón (4 puntos de palanca) o de otro tipo.
- Si necesitamos que sea a medida o no. Esto puede depender de nuestra «construcción» física, o de si preferimos que sea así. Esto tiene ventajas e inconvenientes.
Para dar una orientación aquí dejamos un cuadro con la gama de rodilleras de DONJOY, marca líder del mercado y cuyos productos están diseñados a partir de estudios médicos lo que ofrece un plus de confianza a los pacientes/usuarios.
Esperamos que tengas algo más claro qué tipo de rodillera te conviene según los diferentes factores o variables mencionadas, pero si aún no lo tienes claro te invitamos a que pases por tu establecimiento de ortopedia deportiva de confianza dónde te asesorarán y resolverán todas tus dudas.
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